domingo, 3 de agosto de 2008

La paradoja indisoluble



La semana pasada tuve la fortuna de entrevistar a Marta Lagos, la mujer que se ha echado a cuestas desde 1995, la responsabilidad de medirle el clima a la opinión pública de la región a través del Latinobarómetro.

Me da la sensación que la clave detrás de las refelexiones desapasionados de Lagos radica en que su análisis se arraiga en el conocimiento, año tras año, de aquellos indicadores de opinión que emergen de la gente -ella se refiere a "el pueblo"-. Indicadores que exponen masivamente las ilusiones y desilusiones de 400 millones de personas, según las aseveraciones estadísticas de Latinobarómetro, y que van un paso más allá de los discursos vacíos a los que nos tienen acostumbrados los políticos de primera línea.

Quisiera añadir acá una frase de Lagos que no incluyo en la versión de El Espectador. Le pregunté por los nuevos populismos en América Latina, y esto fue lo que me respondió:

"Uno de los problemas que tenemos es que no nos hemos inventado nuevos términos para esta realidad. Yo lo llamaría “presidencialismo exacerbado”. Un presidencialismo que sustituye todos los organismos porque éstos pierden su legitimidad a la luz de las personas. Y, entonces, queda como el único sustento del Estado y del gobierno la Presidencia de la República. Pesan sobre el presidente, lo quiera o no lo quiera, las demandas incalculables de la población. Así que yo creo que también hay una demanda populista hacia ese presidencialismo exacerbado. Y esas dos cosas juntas pueden parecer populistas, sin necesariamente serlo".

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